El Proyecto Allillanchu busca que en los servicios de salud públicos exista un mayor interés por el bienestar emocional de los pacientes y que la evaluación de la salud mental de los usuarios sea una práctica habitual entre los trabajadores de salud que los atienden diariamente.

Allillanchu es un saludo en quechua que traducido al castellano significa “¿Cómo estás? ¿Estás bien?”. Se eligió este nombre para enfatizar la necesidad de integrar la atención de salud mental en las prácticas rutinarias de los proveedores de salud.

Objetivo:

El objetivo del Proyecto Allillanchu fue desarrollar, implementar y evaluar una intervención para promover la detección temprana, la derivación oportuna y el acceso al tratamiento de pacientes con trastornos mentales que asisten a los servicios públicos del primer nivel de atención en Lima, Perú.

Diseño:

El Proyecto Allillanchu combinó tres estrategias: 1) Capacitación de proveedores de salud del primer nivel de atención (PHCP, por sus siglas en inglés), 2) Delegación de tareas para la detección y derivación de trastornos mentales, y 3) Un componente de salud móvil (mHealth) que comprendió a) un aplicativo (app) para la detección de trastornos mentales y b) un servicio de mensajería de texto (SMS) motivacional y recordatorio para promover la búsqueda de atención especializada. La intervención fue implementada por 22 PHCP de cinco centros de salud, que trabajaban en servicios de atención prenatal, tuberculosis, enfermedades crónicas y servicios de VIH/SIDA.

La intervención se sustentaba además en otros dos componentes esenciales: 1) El compromiso de actores clave, como autoridades de EsSalud y el Ministerio de Salud, los jefes y el personal de los establecimientos de salud participantes, y 2) Un estudio formativo para recolectar información que permita adecuar la intervención al contexto en el que sería implementada.

Resultados:

En un período de 9 semanas (septiembre-noviembre de 2015), las 22 PHCP examinaron a un total de 733 pacientes durante sus consultas rutinarias y completaron 762 tamizajes. Los servicios de enfermedades crónicas (49,9%, 380/762) y atención prenatal (36,7%, 380/762) tuvieron el mayor número de tamizajes. Las limitaciones de tiempo y la carga de trabajo fueron las principales barreras para implementar el tamizaje, mientras que el uso de tecnología, la capacitación y la supervisión de las PHCP por parte del equipo de investigación se identificaron como facilitadores.

De los 733 pacientes, el 21,7% (159/733) obtuvieron resultados positivos y se les recomendó buscar atención especializada. De los 159 pacientes con resultado positivo en el tamizaje, 127 tuvieron una entrevista de seguimiento, el 72,4% (92/127) informó haber buscado atención especializada y el 55,1% (70/127) afirmó haber consultado a un especialista. Tanto los usuarios como las PHCP reconocieron la utilidad del tamizaje e identificaron algunos desafíos clave para su implementación a mayor escala.

Contacto:

Jorge Toyama, BA
jorge.toyama.g@upch.pe